PSICOLOGIA EN LA RECUPERACION DE LAS LESIONES DEPORTIVAS

La mayoría de los deportistas hemos sufrido en alguna ocasión algún tipo de lesión que nos ha retirado durante una temporada más o menos larga de la actividad deportiva que más nos gusta y a la que le dedicamos gran parte de nuestro tiempo, bien de forma profesional o amateur. Además del impacto físico que sufre el deportista hay que tener muy presente el impacto psicológico de la lesión, algo a lo que habitualmente ocupados en buscar soluciones con medicos y fisioterapeutas, y demás profesionales de la salud, desatendemos bien por no darle importancia bien por desconocimiento.

Cuando ocurre la lesión comienza la verdadera aventura del deportista, por la incertidumbre al no saber con exactitud el tiempo estimado de recuperación, por carecer de objetivos estructurados, por la alteración en sus tareas diarias, etc. A su vez, tiene lugar el periplo de búsqueda de información, soluciones, mejores profesionales…algo que puede llegar a desbordar al deportista, puesto que opiniones hay tantas como profesionales. Tanto el exceso como el defecto de información puede causar en el deportista un nivel de estrés que lejos de ayudar a su recuperación, no hará mas que retardarla o empeorarla.



Las metas son como las estrellas, ,que siempre están fijas, y las adversidades son como nubes, temporales y pasajeras”

Jaume Soler y Maria M. Conangla
 
 
No debemos perder nunca de vista que nuestro objetivo en ese momento es la recuperación, de modo que nuestro camino para conseguir esta meta será la búsqueda de soluciones, el reposo, operación y/o las actividades de rehabilitación. De forma que todos los contratiempos que vayamos encontrando en este camino debemos afrontarlos con optimismo.
Este descontrol emocional puede afectar negativamente a aspectos como falta de adherencia a los ejercicios de rehabilitación, falta de motivación y autoconfianza durante el período de rehabilitación,viéndose perjudicados tanto en su evolución, como en su intervención y tiempo de recuperación.

En la canción “You are not alone” de Robert Ramírez compuesta para apoyar el cancer de mama, no solo se describen perfectamente algunos de los aspectos psicosociales que afectan a cualquier persona aquejada de una lesión o enfermedad, si no que hay una frase cuyo significado se irá detallando a lo largo de este artículo: “Porque es tu mente la que cura y es tu corazón el que empuja”

La lesión deportiva se situa en el centro de su vida y adquiere relevancia no solo por su influencia directa sobre el rendimiento sino por las consecuencias personales y sociales que rodean a ésta, entre las que se encuentra (Buceta, 2008):

§  Cambios del entorno deportivo (reajustes, cambios de posiciones que repercuten en compañeros).

§  Interrupción o limitación de las actividades extradeportivas habituales como la asistencia al trabajo o al centro de estudios.

§  En general, cambios en la vida personal y familiar debido a la disminución de la posibilidad de realizar tareas (no puede vestirse solo, e incluso no puede estar solo).

§  Alteración de otras variables psicológicas relacionadas con la lesión y que nombraremos más adelante (mayor irritabilidad, hostilidad, pensamientos negativos, tristeza).

La educación y el fomento de una actitud pro-activa que favorezcan la posibilidad para el deportista lesionado de convertirse en el constructor de su recuperación, son importantes en el proceso de rehabilitación. Se ha de permitir que el deportista lesionado comprenda lo que no funciona; lo que es preciso esperar y lo que puede hacerse para contribuir al proceso de recuperación.

“El arte y la filosofía nos ayudan a transformar el dolor en conocimiento”

SCHOPENHAUER

Además, los cambios en el estilo de vida del deportista, como consecuencia de la lesión, tienen importantes consecuencias psicológicas. La más importante es que el deportista no tiene ya control sobre sus medios físicos o su entorno. Es decir, pieden el control de su forma física, y la “rutina de entrenamiento” o prácticas habituales que llevaban a cabo. Es fundamental para ellos poder iniciar un programa de reentrenamiento los más precozmente posible, para recuperar su resistencia, fuerza y poder sentirse al mismo nivel en el estaban cuando se “rompieran”.

En el caso de la escalada, cuya práctica para tener un rendimiento óptimo requiere gran parte de nuestro tiempo, y donde los efectos de la no praxis son la pérdida acelerada de la condición física necesaria, el trauma ocasionado es mayor, ya que el escalador sabe que recuperar el nivel donde lo dejó va a requerir un gran esfuerzo y tiempo. En este sentido, es importante el establecimiento de nuevos objetivos que mantengan al deportista siguiendo su rumbo y no a la deriva de la lesión, y la reestructuración de sus hábitos deportivos, ocupando su tiempo una batería de ejercicios compatibles con su lesión, que contribuyan a mantener su forma física, y sobre todo el apoyo de sus redes sociales, los amigos.

Por otro lado, el dolor, es otro de los factores negativos a nivel emocional. El dolor comienza como un acontecimiento biológico que puede dar origen a una sensación de angustia psicológica. Cuanto más tiempo dura el dolor más riesgo corre el deportista de sufrir un daño psicológico, en el que se incluye  un aumento de la ansiedad, aumento del miedo, desesperación y/o depresión. De igual forma un dolor no controlable puede afectar al sueño, al apetito y a la expresión de la sexualidad. Y, paralelamente, la impresión de no tener control sobre el dolor puede afectar a la autoconfianza y la autoestima. Algunas de las técnicas que podrían utilizarse para el control del dolor podrían ser: relajación, la reestructuración de objetivos, reposo activo, la focalización externa de la atención,  la realización de otras actividades  o la meditación.

“El dolor es una confusa señal de que hay algo que va mal, que puede engendrar tanto un buen como un mal resultado, en función de la sagacidad y la formaleza de quien lo sufre”.

ALAIN DE BOTTON

Sin embargo, la variable psicológica más relevante en lo referente a las lesiones deportivas es el estrés psicosocial entendido como una respuesta compleja que puede estar antes, durante y después de la lesión. Es decir, puede aumentar la vulnerabilidad a lesionarse, puede dificultar la recuperación y el estado emocional, la salud y el funcionamiento general.

Sobre los modelos teóricos que explican la relación entre estrés y lesión son  fundamentalmente dos: la teoría de los déficits atencionales y la teoría del aumento de la tensión muscular. El primer modelo sugiere que el estrés reduce la atención periférica del sujeto provocando una reducción del enfoque atencional, desatendiendo los peligros objetivos inherentes a la vía que provoquen una caída, por realizar movimientos o emplear técnicas que no sean las adecuadas para la resolución de una paso en la vía o por no atender a tipo y modo en que debemos caer. Respecto al segundo modelo, el estrés provoca una sobreactivación muscular específica, induciendo a la realización de movimientos menos precisos en la ejecución deportiva, pudiendo provocar una sobrecarga, un daño en los tendones o musculatura, o incluso una mala caida.

Es necesario trabajar sobre la influencia del estrés, de forma que se puedan reconocer todas aquellas variables (factores de personalidad, la historia de estrés y los recursos de afrontamiento del deportista) que los coloca en una situación estresante y diseñar oponer en práctica aquellas técnicas que puedan paliar los efectos de este, como puedieran ser: Informar al deportista sobre los factores de riesgo (importancia de la preparación física, importancia de los hábitos deportivos);  entrenar recursos psicológicos (control de activación, control atencional, control de imágenes y pensamientos, ajuste de objetivos); planificación bajo objetivos realistas (progresión de exigencia, variedad de ejercicios y situaciones, ajuste del entrenamiento a la individualidad); mejorar los recursos técnicos (información post-ejecución, análisis de videos: acciones exitosas y erróneas, entrenamientos simulando condiciones de competición e caso de deportistas de elite).

Sin embargo, la psicología aplicada al deporte no solo está presente en el momento de la lesión y su rehabilitación, sino que es fundamental para la prevención, ya que las lesiones pueden producirse por la influencia de factores físicos, deportivos o psicológicos. La vulnerabilidad a la lesión puede producirse por la influencia de factores psicológicos que pueden predisponer al deportista a lesionarse como: el exceso de motivación, la falta de motivación, el estrés psicosocial (laboral o familiar), la presión de los medios de comunicación (en el caso de los profesionales), la influencia de las opiniones de los demas, etc. Este tipo de cuestiones pueden provocar el debilitamiento del sistema inmunitario del organismo, déficits atencionales de distinto tipo, un funcionamiento corporal defectuoso, el abuso de la práctica o una disposición elevada al escape o la evitación desitiaciones estresantes.

En definitiva, es necesario transformar el enfoque de persona enferma hacia en enfoque proactivo, con el que sea capaz de afrontar la recuperación de la lesión bajo la convicción de que todo cambio o crisis puede ser una oportunidad para evolucionar o descubrirse a uno mismo, trabajando aspectos como  el aumento de la motivación, estableciendo objetivos posibles y metas de logro o la autoconfianza para mantener el control de las variables que lo afectan y que puedan tomar decisiones correctas en el momento adecuado. No se muy bien donde leí que en la NASA hay un poster con un mensaje escrito que dice lo siguiente: “Aerodinámicamente, el cuerpo de una abeja no está hecho para volar. Lo mejor de todo es que la abeja no lo sabe”. Probablemente si la abeja llegase a creer que no está hecha para volar, no lo haría. Con esto quiero decir, que creer firmemente en tu recuperación y en la propia capacidad nos da la fuerza y energía necesarias para hacer lo que debemos y desplegar todo nuestro potencial a pesar de las condiciones desfavorables que se nos presenten.

Tiempo y paciencia, me decía hace poco un colega.

Respecto al tiempo: vive el momento en el que te encuentras, y no anticepes consecuencias que no sabes si sucederán, y rememores aspectos del pasado que no es posible cambiar.

Respecto a la paciencia: es necesaria para convivir con la dificultad sin que esto suponga una fuga constante de nuestra energía o un bloqueo constante de nuestras intenciones.

Inma Garrido

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