Hace algunos años anduvimos por Jordania, y no dejamos la oportunidad de ir a escalar al fantástico desierto de Wadi Rum; a modo informativo hicimos un pequeño reportaje descriptivo de nuestra actividad que compartimos en el foro montañero de nevasport, y que rememoramos ahora desde los dominios de centroopticogranvia. Mención especial merecen las magníficas gafas adidas que utilizamos, a136 elevation climacool y a127 evileye pro, a las que cambiamos en los momentos de más calor y sol las lentes SPACE de categoría 4 y potente filtro infrarrojo que en esos ambientes se agradece mucho.
Dedicamos la primera jornada a probarnos en unas vías de la
cara este del Jebel Rum (el más alto de la zona).
Son muy típicas las travesías de este tipo pues la falta de
continuidad de una zona determinada te obliga a moverte buscando la roca mas
fiable:
Para la segunda jornada teníamos previsto hacer una de las
llamadas "rutas beduinas", recorridos habituales de los beduinos para
subir a las cumbres de los 'jebeles'. Elegimos la "hammad's route"
que vas más allá de un mero trepadero, pues combina zonas facilitas con duros y
expuestos largos. la verdad es que es increíble como los beduinos se atrevían a
subir a 'pelo'. Otra de las características de las
rutas beduinas es lo enrevesado del recorrido, dificilísimo de seguir sin
buenos datos, o sin un buen guía. Nosotros optamos por subir con un guía de la
zona que resulto ser hijo del "aperturista". Echamos una jornada
divertida y muy entretenida. Ahí van unas fotillos:
Al final de la vía, fotillo de cumbre con el banderín de
nuestro amigos de Sherpa, siempre bien recordados en nuestras aventuras
Para el último día teníamos reservada la ascensión al Jebel
Um Ishrin por la vía The Beauty, una vía que se hace en gran parte en bavaresa
con un ambiente genial.
La vía impresionante desde luego y el ambiente del desierto no es para calificarlo de peor manera. Es precioso, y muestra una inmensidad que incluso te crea cierta inseguridad, te hace sentirte pequeño e incluso indefenso, y apreciar la dureza de las condiciones en las que se manejan los que habitan el medio.
Desde centroopticogranvia aconsejamos este lugar para visitar y por supuesto para escalar, con la recomendación de buscar ayuda en el poblado para encontrar las vías, ya que uno de los riesgos (a parte de la dificultad del tipo de roca), es perderse entre los laberintos de jebeles para llegar al pie de vía. Existen guías bastante buenas de los aperturistas, pero nunca viene mal ayudar a los que allí viven ofreciéndoles un poco de trabajo remunerado convenientemente.
A modo de anécdota, y haciendo mención a la hospitalidad de los beduinos, el ultimo día de escalada allí, nos acompañó un guía beduino que no tenía más de 11 años, era muy pronto sobre las 6 de la mañana, pues la temperatura en el desierto no te da opción de quedarte tarde en pared, el chico nos llevó conduciendo un todo terreno por el desierto (tendría carnet? ;-)), y después andando más de hora y media, y nos contaba en un inglés más claro que el mío, dicho sea de paso, que tras dejarnos se marchaba al colegio, y en una zona de rapel de unos 15 metros, ante nuestros ojos atónitos, el ni corto ni perezoso, descendió por la cuerda a pulso. Al terminar la vía, bastantes cansados y volver bajo un sol abrasador, llegando al poblado el hermano pequeño del niño que nos hizo de guía nos salió al encuentro con una bandeja de te que me supo a gloria, e invitándonos a entrar en su casa. A cambio, y curiosamente, solo nos pidieron un trozo de cordino y grueso para atar a su camello.
centroopticogranvia
Desde centroopticogranvia aconsejamos este lugar para visitar y por supuesto para escalar, con la recomendación de buscar ayuda en el poblado para encontrar las vías, ya que uno de los riesgos (a parte de la dificultad del tipo de roca), es perderse entre los laberintos de jebeles para llegar al pie de vía. Existen guías bastante buenas de los aperturistas, pero nunca viene mal ayudar a los que allí viven ofreciéndoles un poco de trabajo remunerado convenientemente.
A modo de anécdota, y haciendo mención a la hospitalidad de los beduinos, el ultimo día de escalada allí, nos acompañó un guía beduino que no tenía más de 11 años, era muy pronto sobre las 6 de la mañana, pues la temperatura en el desierto no te da opción de quedarte tarde en pared, el chico nos llevó conduciendo un todo terreno por el desierto (tendría carnet? ;-)), y después andando más de hora y media, y nos contaba en un inglés más claro que el mío, dicho sea de paso, que tras dejarnos se marchaba al colegio, y en una zona de rapel de unos 15 metros, ante nuestros ojos atónitos, el ni corto ni perezoso, descendió por la cuerda a pulso. Al terminar la vía, bastantes cansados y volver bajo un sol abrasador, llegando al poblado el hermano pequeño del niño que nos hizo de guía nos salió al encuentro con una bandeja de te que me supo a gloria, e invitándonos a entrar en su casa. A cambio, y curiosamente, solo nos pidieron un trozo de cordino y grueso para atar a su camello.
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